viernes, 28 de febrero de 2014

UNAS PALABRAS PARA LA PRESENTACIÓN DE "LUQUE: REFLEJOS DEL AYER"








Subo aquí mi "discursito" ;) de la presentación del libro: "Luque: reflejos del ayer". Mis amigos de Luque, de Antequera, mis familiares, mis paisanos... estuvieron allí conmigo, arropándome. El acto, una maravilla. Muy bien organizado. Gracias a todos.
(Aunque lo llevaba escrito, acabé por soltarme de manos y expresarlo cómo me pedía el corazón. Pero aquí queda el espíritu de mi intervención)







Mi intervención en el “Acto de la presentación de mi libro "Luque: reflejos del ayer










Buenas tardes.

Hace unos días, concretamente el 22 de febrero, se ha cumplido el 75 aniversario del fallecimiento en Collioure de Antonio Machado Ruiz, Don Antonio por antonomasia, uno de los poetas más humanos y representativos de la poesía española del siglo XX.

Murió Don Antonio en el exilio, apenas iniciado este, tal y como lo había expresado en su Autorretrato a modo de profecía, “ligero de equipaje”, ya que, debido a los avatares de su salida de España, la maleta con sus escasas pertenencias se había perdido en el azaroso y triste viaje hacia el destierro, “su último viaje”. Y así entró en tierras francesas sin dinero y con lo puesto. Murió a los pocos días de su llegada en una pensión de Colliure. Tras su muerte, encontró su hermano un papel arrugado en el bolsillo de su gastada americana. En este papel aparecían escritos dos versos de lo que posiblemente hubiera sido el principio de uno de sus poemas, que quedó inconcluso por la llegada silenciosa de la muerte y que acabó convirtiéndose en el último. Rezaba en aquel papel lo siguiente:

“Estos días azules
y este sol de la infancia”.

Un Machado cansado, enfermo y dolorido, “puesto ya el pie en el estribo” de la muerte, como dijera Cervantes al Conde de Lemos ( “Los trabajos de Persiles y Segismunda”) no podía sino recordar desde ese pueblo del Sur de Francia “su tierra y su infancia, su infancia y su tierra”, porque ,desde la lejanía espacial o temporal, es la infancia del ser humano y el lugar donde la vive los que crean recuerdos imborrables y los que hacen brotar raíces en forma de profundos y emotivos sentimientos, que arraigan y crecen en lo más  hondo del corazón, marcándolo para siempre.

Como escribe mi amigo y compañero de profesión Juan Manuel Verdugo en la presentación del libro, la infancia es la Arcadia feliz para los mortales, es la etapa del ser humano en la que andamos descubriendo la vida con curiosidad, inocencia y confianza. Es el momento en el que los lugares del entorno, el paisaje, las calles, las tradiciones, las leyendas, los olores, los sabores, los ruidos, los silencios, los sucesos que acontecen y los que no, los amigos, los familiares, los vecinos, convecinos, los paisanos en general…, en definitiva, todo lo que forma parte de ese entorno, todo lo que entra por los ojos y por la piel, acaba formando parte de nuestra existencia, acaba instalándose en nosotros para no abandonarnos nunca jamás.

            La mía, mi infancia no son “recuerdos de un patio de Sevilla /ni de un huerto claro donde madura el limonero”, como lo fuera para Don Antonio. La mía, mi infancia, son recuerdos de este “albo, nítido y radiante” pueblo de la Subbética cordobesa; de Luque, donde tuve la suerte de nacer hace ya muchos años. (¡Qué le voy a hacer, si yo nací… en Luque!” y soy, por ende, “una bárbara luqueña”) En esta villa de Luque, cuna de numerosas  civilizaciones, pueblo rodeado de montañas y envuelto en brumas, cargado de historia, “tierra de fronteras”…,  lo que ha motivado su particular idiosincrasia y le ha imprimido carácter a su gente. Gente abierta, tolerante, acogedora, emprendedora, solidaria, trabajadora…, “gente de alma megalítica”, como afirmo en la Oda, en forma de soneto, dedicada al Tajo del Algarrobo; gente con el arrojo y la valentía de su heroína medieval, La Roldana; gente que sabe apreciar la belleza del paisaje, el colorido de sus lomas grises, el verde de sus olivares y el blanco de sus almendros en flor…, los aromas de romero, del tomillo… y de la infinidad de hierbas montaraces; gente que vibra ante el azul intenso de una bella mañana soleada y se conmueve cuando los negros nubarrones llegan a su casa o a la casa del vecino; gente que sabe saborear la belleza de los lugares altos y escarpados como el Castillo ( la sierra de La Lastra, el Tajo…) y goza también de la frondosidad y frescura de sus vegas bajas, de sus manantiales; gente, en suma, que acaba siendo embrujada por su tierra para siempre, (“Del sutil misterio el aura eternamente en su alma”), como recojo en el poema “Sinfonía de colores”. Porque lo que yo siento, me consta que es compartido por todos los que hemos nacido o vivido a la sombra del Tajo del Algarrobo.

Pues, bien, este libro que se presenta hoy ha nacido del recuerdo nostálgico de unas vivencias, las mías. Como he dicho, y todos los que estáis presentes sabéis, yo nací en Luque  hace ya muchos años, y en este pueblo se desarrolló mi infancia y mi adolescencia. O sea, la etapa más feliz de mi vida, a pesar de que también hubo acontecimientos cargados de dolor. Pero como la memoria actúa selectivamente, de los momentos vivido con alegría y/o con tristeza, lo que permanece en el recuerdo es lo hermoso y agradable de ese pasado, y el mío ha quedado impreso en mi corazón y ahora queda también impreso en estas páginas.

Aunque estos recuerdos siempre han estado presentes con la misma emoción, con la que los viví desde que dejé mi tierra natal, sin embargo, fue necesaria una “chispa eléctrica”, “una mano de nieve que ‘supiera’ arrancarlos”, los pusiera de pie, como a Lázaro (Bécquer, Rima VII “Del salón en el ángulo oscuro) y los convirtiera en textos literarios, dándole vida en forma de poemas o relatos. Y esa mano no fue otra que la tranquilidad y el sosiego, que llegaron con la madurez y, sobre todo, el reencuentro a través de internet con amigas/-os de la niñez, con conocidos, paisanos…, y el hallazgo en la red de webs con información y fotografías de mi pueblo, de nuestro pueblo, que me espolearon la memoria e hicieron saltar el chip de la creación literaria. ¿Por qué recogí parte de esos recuerdos por escrito? Porque, como afirma Andrea Camilleri, “escribo porque así me acuerdo de todas las personas a las que tanto he querido” y añado yo, y de todos los lugares donde fui tan feliz.

De esta forma, he podido recorrer de nuevo las calles donde jugaba, los lugares por los que paseaba. He podido recordar familiares, amigos y gente entrañables, a los que quería y sigo queriendo. Historias y leyendas que me apasionaban y me siguen apasionando, personas singulares, fiestas, tradiciones, elementos del paisaje…, que se han incorporado a mi existencia para siempre y que ahora, al recogerlos por escrito (“verba volant, scripta manent”) con ayuda del lenguaje poético y con mi particular visión personal y subjetiva, podré recordar releyéndolos, porque permanecerán también fuera de mi memoria. Estoy satisfecha y contenta de que El Tajo del Algarrobo, las Delicias, la lozana y altanera moza del cántaro, la labor impagable de los aceituneros, la algarabía y alegría con la que se celebra la romería de San Jorge, los paseos románticos de las parejas de enamorados de entonces por el Paseo, el camposanto donde reposan nuestros seres amados, el castillo, el Tajo del Algarrobo, etc., sean, por la magia de la creación literaria, no solo personas, objetos, lugares y sucesos, sino también entes poéticos.

Estas páginas son un pequeño homenaje a mi pueblo, simbolizado y personalizado en mis padres, a los que se las dedico con todo mi amor, siempre insuficiente comparado con el que ellos me dieron. Un libro inspirado en aquellas vivencias aquí, en mi tierra, y gestado en mi segunda patria, Antequera, la ciudad donde llevo muchos años viviendo y de la que también me siento parte. Debió de ser el destino el que me llevó a nacer a la sombra del Tajo y me trajo bajo el cobijo del Torcal. Entre rocas iba el juego.

Ojalá este pequeño libro, siempre incompleto, porque hay más lugares, más personas, más hechos, que aún no han encontrado su forma literaria, toque vuestro corazón, tenga presencia duradera en el espacio humano de Luque y despierte sentimientos similares a los que afloraban en mí cuando lo escribía y que aún toman vida cuando lo releo. Libro, cuya publicación hubiera sido imposible sin la ayuda y colaboración de varias personas, a las que no puedo, también desde este foro, dejar de agradecer sus diferentes y definitivas aportaciones:

Vaya mi reconocimiento para Fran Hidalgo por la maquetación del texto y las imágenes; para mi marido, José Antonio Ramos, que ha trazado los datos biográficos y la reseña, y que ha tenido la santa paciencia de escuchar los textos cuando se gestaban; para Ramón Solé Vilagrán, autor de la portada y contraportada; y, muy especialmente, para Juan Manuel Verdugo por el prólogo de la obra y por la presentación  que acaba de hacer. Su elección no pudo ser más acertada. No dudé ni un instante de que el prólogo debía escribirlo él, no solo por su sólida formación, sino también por el conocimiento que tiene de mi persona, por la amistad que nos une desde jóvenes y por haber nacido ambos en un pueblo, hecho este que lo lleva a comprender  en toda su amplitud el espíritu que encierran estos textos.


No olvido tampoco la generosa aportación de mis paisanos José Baena Moreno y su web http://www.enluque.es/, Manuel Baena, administrador de la página en facebook  “Luqueños por el mundo”, José Cubero, Eulalia Molina Jiménez, Patricio Moral, Cristóbal Poyato León y su web http:// www.cpoyato.com/, María Jesús Ortiz Burgos, al administrador de la página de facebook “Luque, un pueblo con encanto” y a la Cofradía del Silencio, que me han cedido muchas de las fotos que aparecen en el libro. Igualmente, no quiero dejar de recordar las aportaciones de amigos de la infancia y luqueños en general en internet,  por ejemplo el blog “Cosas mías” de Luis Gil Amores, y, más concretamente, en “Luqueños por el mundo”, que me han ayudado a recordar detalles perdidos en la nebulosa de la memoria. Gracias también a Encarna Lara y  a Rosa Roldán por la lectura de poemas que van a realizar a continuación.

Además, quiero mostrar también mi agradecimiento a la Presidenta de Cáritas Parroquial de Luque, Eulalia Molina, a su Junta directiva, al Presidente de la Fundación Hospital Nuestro Padre Jesús Nazareno, Antonio Carrillo Cañete,  y a todos sus integrantes, la organización del acto y la disposición generosa que han mostrado desde el principio para conmigo. Así mismo les agradezco que hayan ofrecido estos salones ubicados en un lugar tan emblemático, tan significativo y tan querido por mí, y que tan emotivos recuerdos me traen, puesto que aquí, en el Colegio de las Mercedarias, aprendí a leer y a escribir. Y aquí, en este mismo lugar donde nos encontramos hoy, estaba el dispensario donde mi padre ejerció de practicante durante toda su vida profesional. Y fue aquí, precisamente, donde  atendieron a las víctimas del accidente del tractor de diciembre del 61 y falleció la única chica, Cristina, conocida y muy estimada por mí. Ella fue una de las mozas “lozanas y altaneras” que inspiró en vida “La moza del cántaro” y que, desgraciadamente, inspiró también, junto a las demás víctimas, con su muerte la Elegía en el recuerdo, que, ya, para finalizar, quiero leeros en memoria de todos ellos.



Muy agradecida a la Sra Alcaldesa y al Concejal de Cultura por su presencia en el acto y a todos vosotros. Muchas gracias. 


LECTURAS



ELEGÍA EN EL RECUERDO  (Milagros Jiménez)



http://entre52.blogspot.com.es/2013/08/soneto-elegia-en-el-recuerdo.html












UN PASEO A LAS DELICIAS  (Encarna Lara)




http://entre52.blogspot.com.es/2013/08/romancillo-un-paseo-las-delicias.html



PRIMER AMOR ( Encarna Lara)



http://entre52.blogspot.com.es/2013/09/primer-amor.html






LA MOZA DEL CÁNTARO (Rosa Roldán)




http://entre52.blogspot.com.es/2013/08/romance-la-moza-del-cantaro.html


















lunes, 3 de febrero de 2014

ROMANCE DEL MARINE DES- AL/ARMADO






(Este romance "circunstancial" desarrolla de forma humorística la historia de John y Lorena Bobbit. Lorena se hizo famosa mundialmente por cortarle el pene a su marido mientras dormía, el 23 de junio de 1993. La noche del suceso, su marido llegó borracho y la violó. Además de esto, según Lorena Bobbitt, la motivación de su acción se basó en que John la sometía a humillaciones y maltrato continuo).



Un día, de amanecida,
cuando el alba despuntaba,
el marine americano
se levantó de su cama.
¡Qué lejos estaba él
de lo que urdía la hispana!
Se dirigió al “water-clos”
y afeitóse la su barba,
la su cara embadurnó
con la loción regalada
echóse mucha colonia
para su amigo del alma
y su pijama cambió
por lujosa americana.
Presto a la cocina fue
y a su esposa “malamada”
exigió con malos modos
el café y las tostadas.
Ésta con dos moratones,
causados de madrugada,
negóse a se los servir,
que no le daba la gana.
El iracundo marine,
de cabeza trastornada,
con cadena de su can
le zurró bien la badana.
Lorena ya ni gemía,
y en sus adentros rumiaba:
“Me considera basura,
me fuerza y me maltrata
y con aquel de Virginia
me pone muy altas astas.
Una mujer como yo,
de raza tan esforzada,
no puede ser consentida
ni tampoco apaleada.
Esta noche cuando duerma,
después de tanta “jarana”,
con el cuchillo de carne
voy a quedar bien vengada.
¡Qué lejos estaba él
de lo que urdía la hispana!
Y el “penicidio” gestó
esta mujer tan burlada
dejando al ruin soldado
sin arma “pa” la batalla.
Mas no pudo imaginar,
Lorena no imaginaba
que este tan sórdido hecho
a su marido encumbraba,
pues desde aquel triste día,
prensa y cadenas privadas
sacan a John en la tele
y en las sus primeras páginas.
¡Buen dinerito recibe
el castrado de Alabama!
Mas su única virtud
para conseguir tal fama
se basó en ser un sádico
y una persona tirada.
Y para colmo recibe
de otras damas varias cartas,
¡Menudo es el masoquismo
de la dueña americana!
                             MjH

Antequera, 1993

                          


domingo, 2 de febrero de 2014

SONETO X: Vana ilusión



                                 (im-perfectas.blogspot.com.es/2011/12/paso-del-tiempo-o-un-cumpleanos-mas-por.html)



Quiso encontrarla en la arista oxidada
de un ayer sepultado en el olvido,
de un pasado a conciencia escondido
en tierra tormentosa y agitada.

Quiso encontrarla en la hoja confiada
del jazmín nacarado y florecido,
con semillas de Eros engrandecido
y fibras de ilusión desmesurada.

Mas el fluir del tiempo enfurecido
mudó el ardor de la temprana era
en frío hielo del invierno advenido.

Se ajó el jazmín en la glacial espera,  
y del ayer amante y encendido
el presente solo es ya una quimera.
                                                   MjH