lunes, 26 de septiembre de 2016

Coplillas de la Mejorana



                                         ( "Gitana" de Andrew Atroshenko) 




Con la savia de tu cuerpo
voy a llenar una alberca
para que sus suaves aguas
mi piel recubran de seda.

De seda fina y brillante,
la que lucen las princesas,
y ocupar tu corazón
como si fuese su reina.

 Y como reina en tu trono,
colocaré una bandera,
pintada de azul y rojo,
de pasión y de pureza.

De pureza inmaculada
de virginales cosechas
con espigas que saluden
el querer de primavera.

Porque tu querer y el mío
andan por la misma acera
desde aquella noche clara,
alfombradita de estrellas.

Estrellas fueron tus ojos,
candentes como centellas,
que marcaron poco a poco
con fuego mis entretelas.

Ese fuego que se escapa
de tu mirada agarena,
que encarcelada me tiene
en una cárcel sin rejas.

Cárcel que es un imán,
que me atrae y que me lleva
a las fibras de tu alma
para sentirte muy cerca.

 Muy cerca estaré de ti,
arrebujada a tu vera,
mientras ilumine tu luz
las esquinas de mis venas.

 Que son mis venas el río,
 donde nuestro amor navega
 en barquita de cristal
 con sus cristalinas velas.
                                         (MjH)



lunes, 19 de septiembre de 2016

Se desploma agosto




Se desploma agosto
con su piel reseca
en la desnudez
de la estéril sierra.

Y cae de bruces
con su roja queja
sobre el pueblo cálido
y la ardiente era.

Esparce risueño
sus leños de hoguera
en los musgos mustios
de la vieja piedra.

Se derrumba tórrido
con pasión severa
en vacías calles
y en plazas desiertas.

Desmorona el alma,
brota la tristeza
por las bocas cárdenas
de encendidas penas.
  
Y nada se salva
del fuego que quema,
sólo sobreviven
tus ojos de espera.

Se desploma agosto
con su piel reseca.
                   (MjH)



miércoles, 7 de septiembre de 2016

Oda a la rutina




                                     (La novela romántica de Santiago Rusiñol)



Asidua rutina,
afloras ociosa, mustia, repetida,
por los vagos ríos de la carne viva.
Y, cuando tus sones de monotonía
extiendes hastiada con cadencia fría
por los arrabales de brumosos días
y por las entrañas de noches sombrías,
cual campana ronca, terca, decaída,
unges los rincones con piel deslucida,
incluso se carga de lastre la brisa
vaciando su tedio por altivas cimas.

Y con ese vuelo de costumbres fijas,
ritual solemne de marcha aburrida,
arropas sin luz las almas dormidas
y tu tez opaca, sosa, envejecida,
llena los espacios de dudosa dicha
con arpegios grises de gris armonía.

Denostada, infame, odiosa, anodina,
sin querer inflamas de calma la vida.
¡Bendita rutina!
                                  (MjH)