Búscame en la espuma nívea y pura
de una ola encrespada y danzarina,
en la cresta altanera y diamantina,
que acaricia la arisca roca dura.
Búscame con audacia y con tersura
de sueños en la arena querubina,
y en la leve ilusión aguamarina
de un paisaje ornado de hermosura.
Si me quieres hallar, búscame presto,
no recorras lugares
procelosos.
Búscame con afán y con arresto.
No lo hagas en pantanos cenagosos,
hazlo sí en el más excelso gesto
de un corazón y un alma jubilosos.
MjH