Por los blancos pliegues,
por los pliegues tersos,
de las envolturas,
que miman sus cueros,
el albor ufano,
el albor sereno,
cauteloso y manso,
enreda sus sueños.
de albos pensamientos,
la dulce ternura
anida en sus huecos
y extiende sus lazos,
diáfanos y netos,
en los corazones
de cano silencio.
de níveos cortejos,
el día engrandece
el albino cielo,
donde las gaviotas
en pálido vuelo
con teselas claras
y cristales frescos
alfombran nevadas
todo el firmamento.
de jazmines tiernos,
que, en nardos de aurora,
ciñen su universo.
El amor entonces
trepa con denuedo
por la sangre nítida
de brazos de fuego.
¡Y en blando delirio
levitan sus cuerpos!
MjH
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