sábado, 14 de marzo de 2015

La casa







Allá en la distancia, entre la maleza,
tras firmes palmeras de hoja afilada,
como centinelas de su alma cansada,
se hallaba la casa envuelta en nobleza.

Sus muros vencidos de añeja entereza,
su faz somnolienta, teñida y ajada,
su portada regia de reja oxidada
ungían su aura de frágil grandeza.
  
Y desde el hogar de historias gozosas
de la vida el humo ya no se veía,
ni risas, ni llantos, ni fragantes rosas.

Quedaba la casa velada y vacía,
guardando en las grietas de olas brumosas
el misterio amargo de su edad tardía.
                                                       (MjH)


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