El camino blanco,
el blanco camino,
de flores orlado
de flores vestido,
hermosas peonías
y bellos narcisos,
rosas encarnadas
y densos jacintos,
lleva al caminante
hacia el paraíso.
Abril le sonríe
entre los olivos.
El agua en el pozo,
la sombra del risco
detienen su paso,
paran su destino.
Y allá, en un almendro,
canta un pajarillo.
El pueblo a lo lejos
entre los quejigos,
mágico en las brumas,
cual lienzo divino,
seduce su alma,
su alma de niño.
Los muros arcaicos
del viejo castillo
su vista enajenan
róbanle un suspiro,
que el suave viento
con manos de armiño
a la niña bella
de mirar felino
le ofrece al instante
de amor revestido.
Bajo los rosales
y los blancos lilos
sueña el caminante,
sigue su camino.
Abril le sonríe
entre los olivos.
MjH
Muy bonito este poema, me encanta.
ResponderEliminarGracias, José. Los que recorrimos el camino pudimos gozar de esas sensaciones. Saludos
EliminarComo se nota en este poema la sensibilidad que tiene la mujer Luqueña Y mas cuando se es tan culta como Milagros. ¡¡¡¡Precioso poema¡¡¡¡
ResponderEliminarConchi, guapa. No me merezco tus elogios, pero te los agradezco. Un fuerte abrazo para ti y para Ricardo
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