domingo, 18 de mayo de 2014

Cuando la vida pasa...








                                                                                                                                                                                                                                      “Porque el deseo es una pregunta,
                                                                                                                     cuya respuesta nadie sabe”
                                                                                                         (Luis Cernuda)


Cuando la vida pasa y no sientes su aroma,
que la tormenta huraña se lleva entre sus sombras
a las ignotas tierras de los desheredados…,


cuando la vida pasa en el letal silencio
de su fluir diario por campos de misterio,
y no suenan violines en la dormida estancia…,


cuando la vida pasa en frenesí de marcha
y no te deja ojos para mirar el alba
ni los cromados lienzos de un campo de alhelís…,


cuando la vida pasa y arrastra en su transcurso
el tacto de los sueños insomnes y difusos,
que ya no han de anidar en el estío garzo…,


cuando la vida pasa y te arroja a la cuneta
de aquellas tardes pardas y lunas cenicientas,
vagando entre memorias perdidas en la distancia…,


cuando la vida, en fin, despeina tus posibles
y el viento sopla fuerte y corta las raíces,
que férreas se agarraban al centro del sentir,

en soledad profunda impulsos van trepando
por las cavernas angostas del delirante andar,
y sordos y mortecinos, inciertos y asfixiados
en surcos de agonía se vienen a aferrar,
cual musgo disidente, rebelde y enconado,
a carcomidos muros de piel, de carne y cal,
donde furiosas rompen en hondo desaliento
las punzantes corrientes ocultas del deseo.

                                                        (MjH)





3 comentarios:

  1. Así, a estas horas, desvelado, te digo que es maravilloso y hermosamente "excesivo" en su catarata arrolladora y descriptiva del deseo cuando el tiempo pasa.
    En las cuatro primeras estrofas, los sentidos se van apagando: olfato, oído, vista, tacto, y también se agotan los "posibles". Pero el deseo se aferra como musgo a nuestras rocas y entonces se transluce en soledad, porque no es posible ya llevarlo a cabo.
    Una radiografía del alma... muy cernudiana y becqueriana, transmutada genialmente por la autora.
    Dice una pícara plegaria: " Ay, Dios: si me quitaste las fuerzas, ¿por qué no te llevas también las ganas?" Y Garcilaso se quejaba: " Si me quitaste el sentir, ¿por qué no te llevas ya del todo el sentido?". O mejor: "No me quitarán el sentir si ya del todo no me quitan el sentido".

    Rebeldía total.

    Juan Manuel Verdugo

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  2. Bellísimo el descriptivo poema que compendia la añoranza de los sentidos percibidos y de los sentimientos vividos en la juventud..
    ¿Pero qué queda por versar?.:
    El amplísimo abanico de las nuevas vivencias, que dia a dia dan sentido a la nueva vida que llamamos senectud, a medida que la "vida pasa".
    Animo con ello Milagros.Lo esperamos. JNV.

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  3. Muchas gracias, Juan Manuel y José por haberlo leído y por vuestras palabras. Un abrazo

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