Cuando muera la rosa,
que un día cultivamos
a corazón abierto
y abiertas nuestras manos,
cuando calle la música,
que nos arrobaba antaño,
y vacíe nuestras
almas
de angelicales cantos,
cuando cesen las
ansias
de anhelos y arrebatos
y recorramos a solas
los pasadizos pardos,
cuando ya los
suspiros
se ahoguen en los lagos
de lodos y miserias
y de sueños
truncados,
recuerda tú que te
quise,
no olvides que me has amado,
no se alcen entre
nosotros
de amargura muros
altos.
Que no se pierda el
aliento
de nuestro abril perfumado
y su esencia aromatice
los largos días
aciagos
con el néctar de los lirios
y el elixir de los nardos,
dejando en nuestra piel
de almizcle y miel hondos rastros.
¡Que nunca nos arrebate
el huracán temerario
los momentos que vivimos
cuando del amor gozamos!
MjH
Vals de la rosa
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