lunes, 2 de diciembre de 2013

Soneto IX: Profanación





Puertas cerró con ademán seguro,
marcos blindó con acerado anclaje,
de rudo hierro cubrió todo el ropaje,
con doble llave de filo acre y duro.

No hubo lugar más sacro y más puro,
que al corazón sirviera de hospedaje,
a resguardo de un pirata abordaje
y al amparo de un potente y ancho muro.

Allí habitó, reliquia venerada,
en dulce paz, sin agrio adversario,
bajo el manto guardián de su morada.

Mas vino Amor, ardiente y  temerario,
a abatir la muralla levantada
y profanó con fiereza el santuario.
                                                 MjH