Porque sí,
porque la luz sus rayos engrandece
y juegan en el cénit sus colores
si pasas tú y fijas la mirada.
Porque sí,
porque la rosa exhala más fragancia
y embriaga el horizonte con su aroma
si pasas tú y aspiras la mañana.
Porque sí,
porque el sabor a menta del verano
de plenitud corona adversos días
si pasas tú y sorbes la añoranza.
Porque sí,
porque los ecos del tornado son
cadencias de excelsas melodías
si pasas tú y aprecias su tonada.
Porque sí,
porque la piel se pone boca arriba
a tu contacto en alas
extendidas
si pasas tú y acaricias bruscas ramas.
Porque sin tus vaivenes por mi vida,
perdida y sola mi alma fugitiva
sombra será de la
vacía nada.
Porque sí.
(MjH)
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