lunes, 23 de noviembre de 2015

Ocaso






Yo veía cada tarde
el día, ¡cómo moría!,
envuelto en pálida faz,
mis amores consumía.

Por los montes esplendentes,
por las colinas floridas,
por los valles renovados,
por las gozosas campiñas,
por los lujuriosos prados
y las peñas enlucidas,
se iba cubriendo de duelo
la hermosura que bullía.

Como lluvia itinerante,
decepciones esparcía
en los ríos bulliciosos,
en sus calladas orillas,
en los mares altaneros,
en lagunas de armonía,
y en el hades de la noche,
mis esperanzas hundía.

Yo veía cada tarde
el día, ¡cómo moría!,
envuelto en pálida faz
mis amores consumía.
                           (MjH)

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