Morir entre tus
brazos yo quisiera
esta tibia madrugada
impura,
rozar tu piel, subir
por tu cintura
hasta estrecharme
y confundirme a ritmo
lento
con los poros que
limitan tu figura.
Coger tus manos, saber que nos tenemos:
¡fuera de ti no hay
mayor holgura!
Sólo tus ojos por
norte de mi cuerpo,
sólo tu luz en mares de dulzura.
sólo tu luz en mares de dulzura.
Besar tu boca y
perderme en su laguna
de besos imposibles y deseados.
¡Y que se pare el
tiempo y su fortuna!
Después de ti, amor, ya no hay remanso.
MjH
¡¡Precioso poema de amor!! Heredero de los clásicos, posee una forma perfectamente cincelada y, en el contenido, el acertado equilibrio entre el desbordamiento y la contención.Muy buen poema, además de hermosísimo. Un beso.
ResponderEliminarme ha encantado, felicidades...me recuerda a la poesía de Safo de Lesbos o de Catulo...
ResponderEliminarOs agradezco los comentarios y la lectura. Los dos sois muy generosos. Un beso
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarQue ser tan afortunado el que diera motivo para merecer esas bellas palabras.
ResponderEliminarGracias, Sebastián Díaz.
ResponderEliminar