Sé que tú me crees abandonada,
a mi suerte entregada y quejumbrosa,
y que mi alma sencilla y candorosa
sufre, pena y se hunde en la hondonada;
y que sin ti la noche en escapada
el albor de mi vida esplendorosa
lo envuelve, oculta y cubre presurosa
abriendo a mis pies un mar de nada.
Desconfía de la fuerza de tu encanto,
duda bien de mi espíritu apacible.
Nada es como nos lo imaginamos.
Ni eres tú el blanco cisne de mi canto,
ni soy yo esa mujer tan bonancible,
ni los dos somos lo que deseamos.
MjH
Preciosa forma de expresar la recuperación después del desengaño. Precisa y artísticamente esculpida en la palabra y el verso. Magnífico soneto, una vez más.
ResponderEliminarMuchas gracias, jaramitos. Todo se que da en casa. ;) Un beso
ResponderEliminarMe gusta mucho...que bien escribes...es preciosa.
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